Desde aquel sitio ella veía a la
gente como hormigas. Todo le parecía pequeño. Se sentía atemorizada y atrapada
entre unas garras de madera. Intentaba pedir ayuda pero nadie la escuchaba,
pues sus fuerzas no eran suficientes como para que el reclamo llegara a los
oídos de la gente.
Policía y bomberos acudían a su
rescate debido a la llamada de su gran amiga que la escuchó desde su ventana. Pero
la situación era muy complicada y no tenían medios para rescatarla. Un gran
soplo de viento hizo que fuese viendo a las personas cada vez más grandes.
Finalmente la gata cayó en los
brazos del bombero.
Desde allí no se apreciaba ningún
revuelo. Todo tranquilidad, como si de un desierto se tratara. Un día todo
cambió. Se apreciaron altercados en los que todo el mundo estaba implicado.
Nadie se salvaba, empezando por el más pobre hasta el más acaudalado. Alguien
tenía que poner remedio a aquello y ese alguien llegó. Desde su perspectiva
organizaba todo aquello que veía ilógico y lo moldeaba a su imagen y semejanza.
Aquello que para esa niña con su
microscopio era un juego solucionó los problemas de aquel submundo creado a
partir de la nada.
SALVADOR CABELLO
Al despertar vio cómo se encontraba
enredada en cables y con una bata blanca.
Desde aquel sitio ella veía a la
gente como hormigas.
Después de trepar a lo más alto entró
con un esfuerzo sobrehumano. Había una puerta situada al fondo y tras ella un
pasillo con habitaciones a ambos lados. Estaba perdida por aquellos laberintos
repletos de recovecos formados por las ramas y los troncos de los árboles. Las
paredes estaban cubiertas de musgo y había un olor a humedad. La curiosidad la
conducía a todas las estancias. A veces subía a lo más alto y miraba
tímidamente para observar que seguía allí, tumbada en la hamaca.
No sabía decir cuánto tiempo estuvo
en aquel lugar.
Desde aquel sitio ella veía a la
gente como hormigas, como también lo harías tú, lector. Confórmate con este
micro que fui a relatar cuando sin luz me quedé.
RAFAEL CASTRILLO
Desde aquel sitio ella veía a la
gente como hormigas. Sentía un cosquilleo en la piel y mariposas en el
estómago. Sobrevolaba una ciudad extraña. Los edificios no eran muy altos, lo
que no le hacía mucha gracia. Siguió el camino que antes habían seguido otras.
La brisa paseaba por su cabeza hasta llegar a sus extremidades. De pronto, a
las afueras vio una gran torre. Estaba abandonada y cerca de allí no vivía
nadie, lo cual era perfecto. Siempre le gustaron esos sitios, pero nunca tuvo
la oportunidad de estar en uno.
Descendió suavemente y comenzó a
construir el nido, ya que pronto tendría sus crías.
CRISTINA UTANDA
Desde aquel sitio ella veía a la gente como hormigas. Laura era una persona que vivía en un pueblo llamado Palacio. No era un pueblo de gran extensión ni de muchos habitantes. En este lugar las casas se encontraban en la zona más alta.Y ahí, en una de ellas, habitaba Laura con su marido y su hijo, en una zona muy misteriosa en la cual eran los únicos y de la que todo el mundo hablaba. No solo por el hecho de que vivían solamente ellos sino también porque eran una zona muy extraña
Un día Laura y los suyos desaparecieron de allí y nadie supo nada de ellos.
INMA DE LA TORRE
Desde aquel
sitio ella veía a la gente como
hormigas. Mientras más cerca más lejos los veía.
Él, que se
encontraba en la segunda fila, con su perrito caliente vio que se caía. La
chica le dio las gracias.
El hombre le aconsejo que le diese la vuelta a los
prismáticos.
JEISON LEBRÓN
Desde aquel
sitio ella veía a la gente como hormigas.
Se sentó en
su sitio y empezó a leer la revista cuando le trajeron el café. Notó en él algo
raro, un extraño sabor, y se dio cuenta de que no era el de siempre.
Acto seguido llamó a la azafata y le preguntó que quién había preparado su café. Le respondió que acababan de despedir a Marisa, la que preparaba los cafés.Diana se levantó del sitio y notó que alguien la observaba. Se dirigió a la cocina para conocer al que hacía el nuevo café y volvió a su sitio.
Acto seguido llamó a la azafata y le preguntó que quién había preparado su café. Le respondió que acababan de despedir a Marisa, la que preparaba los cafés.Diana se levantó del sitio y notó que alguien la observaba. Se dirigió a la cocina para conocer al que hacía el nuevo café y volvió a su sitio.
De repente alguien se levantó con un vaso en
la mano, se dirigió a Diana y le dijo:
― ¿El café
de siempre?
― El café
de siempre.
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